Su masa es aproximadamente la misma que la de muchos planetas extrasolares conocidos, entre seis y nueve veces la masa de Júpiter. Por ello, no se trata de un planeta rocoso como la Tierra sino de un gigante gaseoso. Incluso, en algunas de sus propiedades puede encajar mejor con la descripción de una enana marrón.
Las enanas marrones son objetos ambiguos, demasiado pequeñas para ser estrellas, pero demasiado grandes para ser planetas propiamente dichos. A veces se las llama "estrellas fallidas" porque su masa es menor de la requerida para activar las reacciones de fusión del hidrógeno en sus núcleos, la fuente de producción de energía de las estrellas. Por regla general, el abanico típico de masas de las enanas marrones abarca entre 15 y 80 veces la de Júpiter, el planeta más grande de nuestro Sistema Solar.
El planeta, o enana marrón, se conoce ahora como WD 0806-661 B, por el nombre de la estrella WD 0806-661 en torno a la cual gira. Ésta es ahora una enana blanca, pero en el pasado fue una estrella como el Sol, hasta que sus capas exteriores fueron expelidas al espacio durante la fase final de su evolución.

Representación artística de WD 0806-661 B. (Foto: Janella Williams)
La distancia del planeta a su estrella es de unos 375.000 millones de kilómetros, unas 80 veces más que la distancia entre el Sol y Neptuno, el planeta de nuestro sistema solar más alejado del astro rey.
La temperatura detectada en WD 0806-661 B por el equipo de Kevin Luhman, de la Universidad Estatal de Pensilvania, y Adam Burgasser, de la Universidad de California en San Diego, es de entre 27 y 71 grados centígrados. El calor interno de este mundo es seguramente lo que le mantiene en este rango de temperaturas, ya que un planeta tan alejado de su estrella no recibe virtualmente nada de calor de ésta.
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